jueves, 6 de agosto de 2009

Resúmenes de Filosofía Antigua

- ACKRILL, J. L., La filosofía de Aristóteles, trad. cast., Caracas, Monte Ávila, 1984, pp. 209-239.
- BERNABÉ, A., De Tales a Demócrito, Madrid, Alianza, 2° Ed. Ampliada, 2001, pp. 112-142 y 325-326.
- BERTI, E., “¿Qué sentido tiene estudiar hoy Filosofía Antigua?, trad. cast., en AAVV, Lecturas sobre presocráticos II, Bs. As., OPFYL, 2002, pp. 5-20.
- BOERI, M., “¿Por qué ocuparse de filosofía antigua hoy?”, Kleos. Revista de filosofía antigua V. 4 (2000) 4, pp. 131-137.
- BRAVO, F., Teoría platónica de la definición, Caracas, Univ. Central de Venezuela, 1985, pp. 65-86 y 157-170.
- CASSIN, B., “El número de las vías, trad. Cast., en AAVV, Lecturas sobre presocráticos I, Bs. As., OPFYL, 2001, pp. 21-29.
- CORNFORD, F., La teoría platónica del conocimiento, Bs. As., Paidós, 1968, pp. 17 27.
- COSTA, I., “Alma, intelecto y creación en la refutación platónica del ateísmo”, en SANTA CRUZ, M. I., MARCOS, G., DI CAMILLO, S. (comps.), Diálogo con los griegos. Estudios sobre platón, Aristóteles y Plotino, Bs. As., Colihue, 2004, pp. 181-198.
- DI CAMILLO, S., “El carácter dialéctico de la historiografía aristotélica. Estrategias argumentativas en Metafísica I, 9”, en SANTA CRUZ, M. I., MARCOS, G., DI CAMILLO, S. (comps.), Diálogo con los griegos. Estudios sobre platón, Aristóteles y Plotino, Bs. As., Colihue, 2004, pp. 201-215.
- DI CAMILLO, S., “Estructura y contenido del tratado [Sobre las Ideas]”, en SANTA CRUZ, M. I., CRESPO, M., DICAMILLO, S., Las críticas de Aristóteles a Platón en el tratado Sobre las Ideas, Bs. As., Eudeba, 2000, pp. 25-42.
- DÜRING, I., Aristóteles, trad. cast., México, UNAM, 1987, pp. 409-417.
- EGGERS LAN, C., “Introducción”, en PLATÓN, Timeo, Bs. As., Colihue, 1999, pp. 37-65.
- FRONTEROTTA, F., “Las Formas no existen de la manera en que él dice. La crítica aristotélica de Platón”, en AAVV, Lecturas sobre Platón y Aristóteles VI, Bs. As., OPFYL, 2003, pp. 71-88.
- GARCÍA GUAL, C., Introducción a la mitología griega, Madrid, Alianza, 1992, pp. 11-47 y 87-113.
- GERSON, L., “Dialéctica y Formas en la primera parte del Parménides de Platón”, en AAVV, Lecturas sobre Platón y Aristóteles I, Bs. As., OPFYL, 2000, pp. 39-52.
- GÓMEZ LOBO, A., Parménides, Bs. As., Charcas, 1985, pp. 58-71 (comentario al fragmento 2), pp. 86-96 (comentario al frag. 6) y 116-1176 (comentario al frag. 8).
- GÓMEZ LOBO, A., “Exposición breve de la metafísica aristotélica”, Estudios públicos, 62 (1996), pp. 309-327.
- GUTHRIE, W., Historia de la filosofía griega, trad. cast., Madrid, Gredos, vol. I, 1984, cap VII.
- GUTHRIE, W., Historia de la filosofía griega, trad. cast., Madrid, Gredos, vol. II, 1986, cap I.
- GUTHRIE, W., Historia de la filosofía griega, trad. cast., Madrid, Gredos, vol. IV, 1984, pp. 238-243, 315-352 y 485-491.
- GUTHRIE, W., Historia de la filosofía griega, trad. cast., Madrid, Gredos, vol. VI, 1993, pp. 143-147, 152-159, 216-254.
- HADOT, P., ¿Qué es la filosofía antigua?, trad. cast., México, Fondo de Cultura Económica, 1998, pp. 21-51.
- KAHN, C., “Hipótesis en Menón y Fedón”, Lecturas sobre Platón y Aristóteles I, Bs. As., OPFYL, 2000, pp. 29-38.
- KAHN, C., “Una nueva interpretación de los diálogos socráticos de Platón”, Areté XII (2000) 1, 29-42.
- KIRK, G., La naturaleza de los mitos griegos, trad. cast., Barcelona, Argos-Vergara, 1974, pp. 11-24.
- KIRK, G.-RAVEN, J.E.-SCHOFIELD, M., Los filósofos presocráticos, trad. cast., Madrid, Gredos, 2a Ed., 1987, cap. VII.
- KIRK, G.-RAVEN, J.E.-SCHOFIELD, M., Los filósofos presocráticos, trad. cast., Madrid, Gredos, 2a Ed., 1987, pp. 560-602.
- KOHAN, W., “Heráclito y un río que no cesa de moverse”, Cuadernos de Filosofía XXIV (1993) 39, pp. 81-92.
- LEAR, J., Aristóteles, Madrid, Alianza, 1994, pp. 30-61.
- MOREAU, J., Aristóteles y su escuela, trad. cast., Bs. As., Eudeba, 1972, pp. 73-80.
- REALE, G., Guía de lectura de la Metafísica de Aristóteles, Barcelona, Herder, 1999, pp. 9-19, 98-108, 146-170 y 175-184.
- ROBINSON, R., “Hipótesis en el Fedón”, Lecturas sobre Platón y Aristóteles II, OPFYL, 2000, pp. 5-26.
- ROSS, D., La teoría de las ideas en Platón, trad. cast., Madrid, Cátedra, 1986, pp. 26-38.
- ROSSITO, C., “Metafísica”, en AAVV, Lecturas sobre Platón y Aristóteles I, Bs. As., OPFYL, 2000, pp. 71-88.
- SANTA CRUZ, M. I., “Introducción a la traducción del Parménides”, en PLATÓN, Diálogos, Madrid, Gredos, vol. V, pp. 9-23.
- TONTI S., “La dialéctica platónica: la línea dividida en la República y la doctrina de la combinación de los géneros-formas en el Sofista”, en FEMENÍAS, M. y TONTI, S. (comps.), Cuatro concepciones de la dialéctica, Eds. de la Universidad de La Plata, 1988, pp. 11-24 y 38-46.
- VLASTOS, G., “¿Qué podría entender Sócrates por la pregunta ‘¿Qué es F?’”, en AAVV, En torno al Menón de Platón, Bs. As., OPFYL, pp. 7-17.
- WINDELBAND, W., Historia de la filosofía antigua, trad. cast., Bs. As., Nova, 1995, 9-12.

sábado, 25 de julio de 2009

“Mentiras que matan”, la ficción hecha realidad

¿Hasta qué punto puede funcionar la manipulación de la información? Esta parece ser la pregunta que subyace a la película Mentiras que matan, dirigida por Barry Levinson. En ella, Conrad Brean, un asesor del Presidente estadounidense irá, junto a Winifred Ames, en busca de un productor de Hollywood, Stanley Motss, para cumplir con un único objetivo: distraer la atención pública de la acusación de abuso sexual que recibe el primer mandatario a once días de las elecciones. En el camino, no faltarán ciertas trabas que obligarán a los tres personajes a modificar algunas particularidades de la idea original de una guerra ficticia contra Albania.

Con Dunstin Hoffman en el papel de un productor que sabe salir de los problemas que se les presentan de una manera sorprendente y, por momentos, fantástica, transformando lo dramático del tema en humor; y un Robert De Niro que le aporta una dosis de misterio –y con ello, credibilidad a la historia- a través de su trabajo para el Presidente, la película guionada por Hilary Henkin y David Mamet parece sugerir una idea: la de la ausencia de límites éticos en los personajes, ya que cualquier medio justifica el fin propuesto; y reales en la opinión pública e, incluso, en el espectador de la película que, a diferencia de aquélla, ve lo absurdo de algunas de las situaciones que atraviesan los personajes y, sin embargo, no deja de estar alerta ante la posibilidad de que lo que se ve en esa pantalla grande sea lo que se muestra, cotidianamente, en la chica.
 
Ficha Técnica:
Mentiras que matan (Estados Unidos/1997). Título original: Wag the dog. Dirección: Barry Levinson. Producción: Barry Levinson, Jane Rosenthal, Robert De Niro. Reparto: Robert De Niro, Dustin Hoffman, Willie Nelson, Denis Leary, Kristen Dust, Anne Heche. Guión: Hilary Henkin y David Mamet, basado en el libro de Larry Beinhart, “American Hero”. Música: Mark Knopfler. Presentada por New LIne Cinema. Duración: 96 minutos. Calificación: sólo apta para mayores de 13 años.

Nota realizada en 2008.

domingo, 12 de julio de 2009

Entrevista con el escritor y periodista Juan Sasturain

“Las experiencias son insustituibles”

El conductor del programa de televisión Ver para Leer habla sobre la relación entre la literatura y sus modos de difusión, y señala que, ante el avance de otras formas de transmisión del conocimiento y la información, la única manera de reivindicar la lectura es a través del placer.

“Si la gente lee, es porque espera encontrar la verdad en los libros. Y lo más que puede encontrar en un libro es la verdad del autor, no la verdad de todos los hombres”, escribía Roberto Arlt en el diario El Mundo hace más de medio siglo. En la actualidad, sin embargo, con el continuo avance de los medios de información, y el surgimiento de Internet, aquella verdad que podía encontrarse en los textos, y que servía como justificación para dedicarle un tiempo a la lectura, parece haber dejado de funcionar.

“En otro momento, se podía decir que si uno no leía, no tenía acceso al conocimiento o estaba desinformado pero hoy, en gran medida, no es así”, comenta el escritor y periodista Juan Sasturain entre el bullicio del bar La Puerto Rico. Por eso, para el conductor del programa televisivo Ver para leer, que se emite por Telefé todos los domingos a la medianoche, “la reivindicación de la literatura no tiene que ser nostálgica sino, básicamente, por el fundamento último, que es el placer”.

-¿Qué lugar ocupa la literatura en la actualidad?
-La literatura pertenece a un mundo que está en vías de extinción. Esto no quiere decir que se va a extinguir, pero ya no nos representa como modernidad. La escritura subsiste, y va a seguir subsistiendo, pero no es el último producto que ha generado la comunicación en años.

-¿Cómo se relaciona eso con los modos de transmisión del conocimiento?
-Las modalidades de transmisión de los saberes son insustituibles: ninguna lectura silenciosa de un texto puede reemplazar la experiencia de la relación dialéctica con el maestro, y viceversa. Pero las nuevas formas de comunicación masiva han creado otra dimensión del existir: en gran medida, ser es estar en los medios hoy en día, y eso se convierte en modelo de comunicación para todo. Yo no creo en eso que se dice de que la tele, a diferencia de leer un libro, inhibe la imaginación. Se podría argumentar al revés: que los medios audiovisuales abren la cabeza a lo posible. El tema es que siempre se analiza lo nuevo con instrumentos viejos. En la época de Cervantes, por ejemplo, la literatura le hacía mal a la gente como lo hace hoy la tele.

Docente en las universidades de Buenos Aires y Rosario durante los años ’70, Sasturain afirma que “por un equívoco infernal, el vehículo a través del cual la literatura llega a la mayoría de la población es el sistema educativo; y cualquier maravilla de la creación trasladada a él se convierte en una bolilla que hay que estudiar”. Aunque confiesa que “es inevitable” que así ocurra, advierte que “no puede ser la regla”. Lejos de la nostalgia que siente Ulises por su origen en la Odisea, Sasturain se refiere a un pasado que nada tiene que envidiarle al presente: “¿En otro momento había más programas que difundían la literatura?”, se pregunta. “No, ¿de qué pasado podemos hablar? Los programas literarios siempre fueron minoritarios”, señala. “La gran mayoría de la gente no lee nada, o lee muy poquito. No sé si está bien o mal; es un dato de la realidad”, sostiene con tono sarcástico, como si intentara evidenciar lo absurdo de pretender que haya más espacios televisivos sobre literatura en una sociedad cuya demanda no se orienta en esa dirección.

-¿Pero, entonces, la televisión no puede hacer nada para acercar la literatura a la gente?
-Bueno, por eso me parece que es positivo que haya un programa como Ver para leer en un canal comercial y popular como es Telefé. Está dirigido a un público masivo, y se le hace entrega de contenidos que no son los usuales. Ahora, que ésa sea la manera en que hay que difundir la literatura en televisión no tengo idea.

-En una entrevista dijo que el programa es superficial…
-Sí, no pasa de decir que Kafka es bárbaro. La diferencia que tiene con programas más analíticos es la hondura. Yo no creo que tenga que ser todo picadito: no me molesta que pongan a dos tipos charlando sobre literatura, depende de quiénes sean los que hablen. Pero Ver para leer se dirige a un público que no lee, y no es gente rara; es la inmensa mayoría. No sé si, después de mirar el programa, alguien agarra un libro. El mensaje es que vale la pena leer, y con eso alcanza.

Pero si es cierto que “ese arte de la literatura que son las palabras está en el libro, y eso no se puede trasladar a una imagen, porque se pierde”, quizá, sin embargo, todavía pueda decirse que cada uno de los capítulos del programa reflejan esa cotidianeidad en la que se encuentra lo que el escritor Henry James llamó “germen”, aquella excusa que da la realidad para la creación literaria. “Lo que está por debajo de las situaciones de ficción que atravieso es que en los libros está todo: lo que hemos pensado, soñado e imaginado”, se entusiasma Sasturain. Y acaso alcance con escucharlo para percibir, a través de sus palabras, aquello que para él funciona como fundamento para acercarse a la literatura, y que sugiere mediante una simple –aunque no ingenua- analogía: “En algún momento vamos a tener que explicar por qué vale la pena encamarse, aún cuando se pueda procrear sin hacerlo, ¿y a qué vamos a apelar si no es al placer?”.

Entrevista realizada en 2007.

lunes, 6 de julio de 2009

Entrevista con Diana Maffía

Afuera, en la Avenida de Mayo, hay una inmensa marcha frente al Congreso por la muerte del maestro Carlos Fuentealba, asesinado en Neuquén hace seis meses, durante un reclamo docente. Adentro, en el Instituto Hannah Arendt, el pasillo de recepción ostenta un silencio de monasterio, y no parece haber nadie. En el cuarto preparado para el encuentro hay un diván de tela naranja y un sillón de mimbre. Dos huevos de cerámica pintados terminan de transmitir una vibra zen. Diana Maffía, quien ocupará una de las dos bancas legislativas que obtuvo la Coalición Cívica (CC) en las elecciones porteñas de junio, entra vestida con una camisola azul de mangas anchísimas que le cuelgan, y un collar con plumas de colores.

- Las encuestas dicen que Cristina Kirchner gana en primera vuelta pero Elisa Carrió afirma que entra a ballottage. ¿Realmente puede llegar?
Yo creo que sí. La CC no contrata encuestas porque el financiamiento de la política que tenemos es muy estricto: no se aceptan donaciones de empresas y el gobierno no ha girado el dinero. Además, la relación entre los encuestadores con quienes los financian es muy complicada. Pasa con el Indec, por ejemplo. No es sencillo guiarse por lo que dicen. No obstante, ellas dan a Carrió segunda.

- Pero la ubican muy lejos del oficialismo.
También me fijo en la temperatura de la calle. Esto de que un taxista me pregunte a quién voy a votar y, en lugar de pasar Radio 10, me diga: ‘Hay que votar a Carrió’. Algo esta pasando con la gente.

- Usted se reconoce como feminista. En este sentido, ¿cree que una victoria de Cristina mejoraría la posición de las mujeres?
Tuvimos una mujer presidente y favoreció el asesinato y el crimen de Estado. Cristina va a exacerbar lo que ya está en curso y no estoy de acuerdo con el gobierno. Por eso me presento por una lista opositora y milito por una democracia social sin hegemonía ideológica y, sobre todo, sin corrupción, que deriva en la muerte de gente. La dictadura mató pero la democracia deja morir.

- En su camino político ha estrechado vínculos con otra mujer que es opositora suya: Gabriela Michetti.
Con Michetti estuvimos en un foro que articulamos desde el instituto. Yo la respeto mucho y creo que tiene una responsabilidad enorme ya que ella permitió que en la ciudad se votara a (Mauricio) Macri sin culpa. Cualquiera que hubiese ido con Gaby como vicejefa hubiera ganado. Espero que pueda sostener su posición con orgullo y que no se sienta en conflictos morales.

- Un partido tan heterogéneo como la CC, ¿puede seguir funcionando si Carrió pierde?
Ver cómo se arman las listas o cómo se disputan espacios es patético. Hay mucha gente que se acerca de manera oportunista porque quiere un cargo. Es muy probable que si Carrió pierde, esa gente se diluya. Pero esto tiene otro fondo, y es que la amplitud que se le ha dado a la CC podría ser frágil, y podríamos volver a concentrarnos en posturas políticas. Esto no lo sé. En realidad, va a haber que seguir trabajando mucho tiempo con el diálogo, gane o no Carrió, si queremos sostenerlo. Hay mucha resistencia, incluso de gente que está adentro de la CC.

-Siguiendo con su postura dialoguista, ¿cómo está la relación con Jorge Telerman, quien integró la fórmula de la CC en las elecciones porteñas?
Participar en la fórmula con Telerman no implicaba avalar el pasado de su gestión, sino hacer una propuesta a futuro. Él se había comprometido a actuar de acuerdo con los principios de la CC. Habían muchos compromisos que implicaban políticas sociales muy diferentes a las que se habían realizado y, de hecho, Telerman esta en París y yo estoy acá.

Nota realizada en 2007 junto a Nicolás Guthmann.

viernes, 19 de junio de 2009

Aporías electorales

Supóngase que Juan Schiaretti ganó las elecciones a gobernador de la provincia de Córdoba. Con ello, supóngase que el candidato opositor Luis Juez jamás tuvo motivos para pensar que hubo fraude y que las actas electorales no fueron fraguadas.

La situación en Córdoba parecería plantear un problema de mayor perdurabilidad que el que se debate entre juecistas y pejotistas, y que se dirige al propio sistema electoral de la provincia, en el que es suficiente alcanzar una diferencia porcentual mínima para asumir un cargo.

Acaso la consecuencia menos conflictiva de un sistema de este tipo sea la sospecha de fraude que puede despertar. Pero si la incertidumbre sobre la legitimidad de las elecciones puede encontrar un fin –y por eso podría ser menos problemática- o bien en la confianza que el pueblo deposita en los escrutinios, o bien, como ahora lo pide el Frente Cívico y Social de Juez, abriendo las urnas, un segundo problema parecería ser indecidible.

¿Qué grado de representación tiene un gobernador que ganó con el 37 por ciento de los sufragios? De ninguna manera la pregunta niega que, de hecho, la tenga pero, en ese caso, la respuesta debería pensarse en la medida en que sólo una minoría es representada. Esto supone, por un lado, la ya conocida concentración del poder en manos de unos pocos. Pero, también, la dificultad para gobernar una provincia en la que el segundo candidato sólo obtuvo un uno por ciento menos que el ganador.

Sea, pues, que se tome la situación política que atraviesa la provincia como premisa, sea que se opte por los supuestos arriba mencionados, infiérase que, a partir de diciembre, el 50 por ciento de la población cordobesa será gobernada por un candidato que poco la representa.

Opinión realizada en 2007.

miércoles, 3 de junio de 2009

Escenarios “aptos para todo público”

“Las personas grandes me desalentaron de mi carrera de pintor cuando tenía seis años”, relata el aviador de El Principito, de Antoine Saint-Exupéry. Pero si las posibilidades de elección artísticas que tiene el personaje en el libro están limitadas por ese mundo de adultos, las de los chicos con discapacidades sensoriales parecen estarlo aún más, debido, por un lado, a la falta de espacios que incentiven el desarrollo de sus capacidades y, por otro, al hincapié puesto sobre aquello que no pueden hacer.

“Los niños no tienen prejuicios; ven las diferencias con otros ojos”, opina Gabriela Lima Chaparro, fundadora del grupo Señas, Expresión y Movimiento (SEM). Integrado por intérpretes, hablantes nativos de la Lengua de Señas Argentina (LSA), y diferentes profesionales que trabajan, hace más de diez años, en la integración de los chicos sordos, SEM estrenó, en 2006, la obra El Principito realizada en LSA, pero con audio en simultáneo.

Marta Lestón, vicedirectora de la Escuela de Educación Especial Nº 33 Santa Cecilia, afirma que “muchos de los espacios recreativos que tienen los chicos ciegos se programan desde el colegio”. Entre las actividades culturales, por ejemplo, el Planetario de Buenos Aires ofrece funciones especiales con un mapa táctil del cielo; la Biblioteca Argentina para Ciegos (BAC) cuenta con una Juegoteca; y algunos museos, como el MALBA y el Sívori, tienen reproducciones de obras que se pueden tocar.

No obstante, a la hora de encontrar un espectáculo pensado para discapacitados sensoriales pero que, además, sea “apto para todo público”, como expresa Lima Chaparro, las ofertas son escasas. Según el coordinador del Programa de Integración Cultural del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, “no hay mucha demanda”. Lestón, por su parte, advierte: “Crear espacios recreativos específicos para ciegos contribuye a aislarlos cada vez más”.

Quizás, sin embargo, lo que hace falta es pensar la inserción de chicos discapacitados en el escenario cultural a partir del incentivo de sus propias capacidades o, como dice Lima Chaparro, “no pedirle al sordo que cante”. En este sentido, Sandra Martínez, de SEM, manifiesta que la idea de que El Principito sea bilingüe se basa en que “ambas comunidades (oyente y sorda) puedan verlo sin quedarse afuera”. En un ambiente donde el sonido no sale del escenario, la obra logra que el cuerpo se transforme en protagonista y el silencioso lenguaje, en guía. “Rompimos con el intérprete que juega al borde del escenario”, enfatiza Lima Chaparro, y explica que así, el sordo presta total atención a la escena, lo que no ocurre cuando se emplea una traducción.

“Hay que empezar por preguntarle a las personas qué necesitan”, sostiene Covián. De la misma manera, a pesar de que la obra realizada por Lima Chaparro y Martínez tuvo varias funciones en teatros, salones de fiestas y colegios de Buenos Aires y Mendoza, durante 2006 y 2007, las autoras coinciden: “Los lugares a los que realmente debemos ir son las escuelas”.

Nota realizada en 2007.

jueves, 14 de mayo de 2009

La ciudad y sus monumentos

Tal vez los monumentos no hagan otra cosa que reflejar cierto aspecto de la historia argentina pero los paisajes que a veces parecen “casi invisibles de habituales” pueden resultar sorprendentes, y hasta atractivos, si se mira lo que hay detrás de ellos. ¿Cuántas veces alguien se preguntó por qué la Torre de los Ingleses –hoy llamada Monumental- está enfrentada a las placas que conmemoran a los caídos en la Guerra de Malvinas, o cuál es la historia que esconde la construcción del edificio Kavanagh? Quizás la respuesta sólo sea una vieja historia de caudillos.

Dos países enfrentados
El 18 de septiembre de 1909, el Congreso de la Nación promulgó una ley por la cual aceptaba el ofrecimiento de los residentes británicos de levantar una columna monumental en conmemoración del Centenario de la Revolución de Mayo. Inaugurada siete años después, la antigua Torre de los Ingleses se sitúa en la Plazoleta Fuerza Aérea Argentina. Resulta llamativo el enfrentamiento que supone la ubicación de las 25 placas A los caídos en la gesta de las islas Malvinas y Atlántico Sur que se dejan ver por una de las entradas a la Plaza General San Martín y que se separan de la Torre Monumental por la Avenida Libertador.
Según una granadero que custodia el monumento construido durante la primera presidencia de Carlos Saúl Menem, la razón por la cual las placas fueron puestas en esa plaza se relaciona con que el General San Martín tenía su cuartel en ese lugar. Pero, ¿qué puede querer representar este hecho? ¿Hay alguna relación entre la liberación que llevó a cabo el llamado Padre de la Patria y la guerra contra los ingleses para lograr que las Malvinas siguieran siendo territorio argentino? Según los excombatientes, el monumento que ellos llaman Cenotafio fue construido en ese lugar con el único fin de enfrentar esa torre obsequiada por los ingleses.

La puja entre dos mujeres
Hay una leyenda que dice que el edificio Kavanagh de Florida y San Martín fue construido para obstaculizar la visión de la Basílica del Santísimo Sacramento desde el actual Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, donde, a principios del siglo XX, residía la familia Anchorena, entre la cual Mercedes Castellanos había sido la que había mandado a construir la Iglesia. Según cuenta el mito, uno de los de su familia se enamoró de Corina Kavanagh, persona ajena al círculo aristocrático, lo que hizo que Mercedes no aceptara el romance. La muchacha, asegura una vecina del barrio de Retiro, “decidió una venganza arquitectónica”: ordenó la construcción de una edificio cuyo único requisito era que impidiera la vista desde el Palacio Anchorena a la Basílica.
Uno de los Padres de la Congregación del Santísimo Sacramento desmiente esta historia fundamentando que la señora Mercedes murió en 1920 y el edificio fue construido en 1936. Sin embargo, para el encargado de la parte de servicio del Kavanagh, “el mito es real”, aunque su versión difiera en algunos detalles con respecto a la anterior: supuestamente Corina habría sido hija de una mucama que se casó con Kavanagh, persona adinerada de la que heredó la fortuna tras su muerte. La muchacha, al no poder unirse al círculo aristocrático porque Mercedes no aceptaba su origen, hizo construir el edificio. Fantasía o realidad, el Kavanagh recibió diferentes premios internacionales, fue la primera construcción en Argentina con aire acondicionado y la más alta en Sudamérica.

Los cuatro monumentos, que enfrentan a dos familias y a dos países, mitifican los alrededores de la Plaza General San Martín y, tal vez, de ahora en adelante, haya alguna excusa para detenerse a mirarlos e impedir que sean, como dice el escritor argentino Jorge Luis Borges, “casi invisibles de habituales”.

Nota realizada en 2007.

viernes, 8 de mayo de 2009

Entrevista al escritor Luis Gusmán

El fútbol, impregnado estos días en todos los ámbitos de la vida cotidiana, incita a algunos medios a volver sobre la relación que este deporte mantiene con la literatura y que, a la manera de un partido, supone el enfrentamiento de dos equipos contrarios. Para uno de ellos, la reconciliación resulta imposible mientras que del otro lado de la cancha “el goleador es siempre el mejor poeta del año”. Quizás sea porque tanto en la vida como en la escritura de Luis Gusmán todo parece ser doble que su comienzo como escritor está influenciado por un bibliotecario del club Racing.

Narrador y ensayista, escritor y psicoanalista, Gusmán (Buenos Aires, 1944) pertenece a la “generación marginalista” que comenzó a publicar en la década del `70. Quizás sus relatos, que siguen la estructura del iceberg de Piglia, con la historia que no se ve, resulten de ese contexto hostil en el que el autor escribía entrelíneas. El cruce de su biografía y su escritura es, entonces, inevitable. El doble vuelve a aparecer.

Para Gusmán la literatura “está tomada muy desde el procedimiento literario y ha dejado de lado la ética y la cuestión sentimental”. Por eso, mientras que la primera etapa de su producción se centra en la importancia de la escritura, en la estética del lenguaje, la segunda hace hincapié en la trama, generadora de intriga, sin descuidar el estilo. Los personajes reproducen el drama a través de sus valores. Se trata de “construir seres autónomos y confiar menos en la escritura, en la fascinación de las propias palabras”.

El énfasis puesto en los valores, la biografía atravesando la escritura y un uso recurrente de citas dejan entrever en este autor una notoria influencia borgeana, escritor que, paradójicamente, nunca pudo conciliar al fútbol con la literatura.

Nota realizada en 2006.

viernes, 17 de abril de 2009

Eco enmarcado

¿Qué define a un “todólogo” si no es la capacidad para hablar de cualquier cosa, sin por eso rozar la banalidad? ¿Qué es Umberto Eco si no un hombre que recorre los rincones del pensamiento desde el humor y la ironía? Todos: escritor, semiótico, periodista, ensayista y maestro, se reúnen bajo su propio nombre.

Quizás baste con leer la primera novela del italiano nacido en 1932, El nombre de la rosa, para advertir la capacidad que tiene de reproducir el contexto histórico del siglo XIV. La curiosidad del hombre del Medioevo se convierte en un reflejo perfecto de ese observador voraz de la realidad que es el autor. Así, tras los elementos ficticios, se asoma el Eco periodista, escribiendo una crónica medieval.

De la misma forma, la relación que se establece en la novela entre el maestro, Guillermo de Baskerville, y el discípulo remite a las características que el Eco profesor considera esenciales para dar una clase en tiempos donde el estudiantado excede el límite de capacidad en las aulas: la identificación de un modelo de comportamiento en el maestro para establecer una “relación de amor recíproco”.

El relato queda, entonces, atravesado por la biografía. Y el título se convierte para muchos críticos en un notable homenaje al poema de Jorge Luis Borges: Si (como afirma el griego en el Crátilo) / el nombre es arquetipo de la cosa / en las letras de 'rosa' está la rosa / y todo el Nilo en la palabra 'Nilo'. Podría también tratarse de una mera casualidad que el personaje Jorge de Burgos sea ciego y custodie una biblioteca que, por demás, se asemeja a un laberinto, reminiscencia de aquella del cuento La biblioteca de Babel. ¿Pero acaso el propio Guillermo de Baskerville no da señales de estas coincidencias cuando afirma que “un libro está hecho de signos que hablan de otros signos”?

Y así se deja entrever el Eco semiótico de los versos latinos que cierran la novela. Acaso todo se reduzca “a un esfuerzo obstinado por comprender el mecanismo mediante el cual dotamos de significado al mundo que nos rodea”. Como la rosa, que se inmortaliza en el nombre, los personajes hacen del autor un eco que resuena en todas las páginas porque, ¿qué mejor testimonio para un escritor que su propia obra?

Nota realizada en 2006.

lunes, 6 de abril de 2009

“SIDE: La Argentina secreta”

Así como la ficción a veces llega a ser verosímil, la verdad, por tener elementos que se asemejan a lo imaginario, a veces produce la sensación de estar frente a una novela. Y eso es lo que sucede con la investigación periodística SIDE: La Argentina secreta, de Gerardo Young, publicada el año pasado por Editorial Planeta.

Desde el comienzo de este detallado recorrido por los rincones de la Secretaría de Inteligencia del Estado, aparecen personajes que quizá sólo puedan imaginarse en la trama de alguna novela policial. Y seguramente sea este difuso límite entre fantasía y realidad lo que transforma la fascinación en una mirada en constante alerta.

El minucioso retrato que hace Young de la institución que “se creó por una moda” sobre el final de la Segunda Guerra Mundial, ilustra los mecanismos secretos a través de los cuales “La casa”, así llamada por los agentes de inteligencia, consigue información.

La relación que mantuvieron muchos de sus integrantes con temibles bandas argentinas –como la “Triple A”-, episodios donde estuvo involucrada, la tecnología que usa y los gastos de las bases de operaciones también son desenmascarados en este relato cuyo dinamismo apela a la intriga que provoca el misterio.

Pero hay que recordarlo: no es una novela policial. La Secretaría exhibe su realidad en las páginas de esta investigación. Y quizás el detalle más espeluznante sea la revelación de la impunidad con la que se maneja; la falta de leyes. Y es que dentro de la SIDE no existe la legalidad; o quizá esa ausencia sea la regla por excelencia.

Young insinúa una última advertencia: la posibilidad de ser el próximo "blanco" en aparecer en los legajos secretos de “La casa". Porque las historias que se narran “todas, absolutamente todas, pueden volver a ocurrir”. Eso que inquietaba de la novela de George Orwell, 1984, parece, ahora, hacerse realidad: ¿no será el lector un futuro Winston? O peor: ¿uno actual?
  
Ficha bibliográfica:
Gerardo Young
SIDE: La Argentina secreta
2ª Edición
Buenos Aires
Planeta
2006
336 páginas
Investigación periodística

Nota realizada en 2006.

miércoles, 1 de abril de 2009

“Un golpe a los libros”: el control sobre la cultura durante el último gobierno militar

A pesar de haber surgido por separado, las investigaciones de Hernán Invernizzi y Judith Gociol se reúnen en “Un golpe a los libros” (Eudeba, 2002) bajo la hipótesis de que la última dictadura militar (1976-1983) implementó un plan sistemático de control sobre la cultura y la educación.

Tanto Gociol, cuya investigación surgió en el marco del vigésimo quinto aniversario del golpe, como Invernizzi, quien hacía un año coordinaba un proyecto llamado “Represión y cultura” en la Dirección de Bibliotecas de la Ciudad, insisten en remarcar que la quema de libros es la consecuencia visible de una “una estrategia que fue pensada” por equipos de universitarios y de académicos que controlaban la cultura del país.

El proyecto se basó en documentos secretos que pertenecían al archivo de inteligencia del gobierno militar y que fueron encontrados en abril de 2000 por un empleado del Ministerio del Interior en el ex Banco Nacional de Desarrollo (Banade). Según Invernizzi, ese hallazgo reveló que estaban “frente a una política cultural y no, como dicen muchos, que los militares son todos brutos”.

La investigación no sólo se refiere a la prohibición de libros y autores sino también a la imposición de una cultura determinada por los intelectuales que trabajaron para el gobierno de facto. Invernizzi sostiene que “por cada libro quemado hay un libro editado por los que queman libros”.

Por eso, del control sistemático que los militares ejercieron sobre la cultura y de la participación de académicos para la elaboración de este plan, quizás lo más alarmante sea, como afirma Invernizzi, que “esos tipos siguen metidos en el sistema universitario de nuestro país”.

Nota realizada en 2006.