viernes, 8 de mayo de 2009

Entrevista al escritor Luis Gusmán

El fútbol, impregnado estos días en todos los ámbitos de la vida cotidiana, incita a algunos medios a volver sobre la relación que este deporte mantiene con la literatura y que, a la manera de un partido, supone el enfrentamiento de dos equipos contrarios. Para uno de ellos, la reconciliación resulta imposible mientras que del otro lado de la cancha “el goleador es siempre el mejor poeta del año”. Quizás sea porque tanto en la vida como en la escritura de Luis Gusmán todo parece ser doble que su comienzo como escritor está influenciado por un bibliotecario del club Racing.

Narrador y ensayista, escritor y psicoanalista, Gusmán (Buenos Aires, 1944) pertenece a la “generación marginalista” que comenzó a publicar en la década del `70. Quizás sus relatos, que siguen la estructura del iceberg de Piglia, con la historia que no se ve, resulten de ese contexto hostil en el que el autor escribía entrelíneas. El cruce de su biografía y su escritura es, entonces, inevitable. El doble vuelve a aparecer.

Para Gusmán la literatura “está tomada muy desde el procedimiento literario y ha dejado de lado la ética y la cuestión sentimental”. Por eso, mientras que la primera etapa de su producción se centra en la importancia de la escritura, en la estética del lenguaje, la segunda hace hincapié en la trama, generadora de intriga, sin descuidar el estilo. Los personajes reproducen el drama a través de sus valores. Se trata de “construir seres autónomos y confiar menos en la escritura, en la fascinación de las propias palabras”.

El énfasis puesto en los valores, la biografía atravesando la escritura y un uso recurrente de citas dejan entrever en este autor una notoria influencia borgeana, escritor que, paradójicamente, nunca pudo conciliar al fútbol con la literatura.

Nota realizada en 2006.

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